No se es más innovador por ser más disruptivo, como tampoco se es más adelantado a su tiempo.
De hecho, a veces la disrupción puede ponernos al borde del precipicio al leer mal el futuro.
Para hallar una innovación radical, afirma este artículo publicado en Forbes, es necesario primero sentar unas bases que permitan atisbar los cambios que exige el futuro. Con esos mimbres en la mano, ya habrá tiempo para construir sobre él.
Así actúa un innovador radical frente a uno disruptivo, según Daniel Newman, autor del artículo.
El iPhone, ese teléfono inteligente cuya idea para algunos no lo era.
Volvamos a 1997 y veamos un ejemplo: el primer iPhone. Cuando salió al mercado, en la cabeza de sus creadores rondaba la idea de que un teléfono debía servir para hacer algo más que llamadas. Por ello, fue construido teniendo en mente ese principio.
Y en sus sucesivas versiones, al alimón de los avances tecnológicos, fue incorporando nuevas funcionalidades que lo convirtieron en un teléfono inteligente.
Hoy hay miles de modelos de smartphone. Pero Apple dio con el concepto.
En resumen: primero fue la visión y luego el producto, y no al revés.
Por cierto, no todos los vieron. Steve Ballmer, por entonces director ejecutivo de Microsoft, declaró que una idea como el iPhone nunca sería aceptada por el mercado.
Entonces, ¿qué caracteriza a la innovación radical?
Según Daniel Newman, cualquier negocio debe construir la innovación sobre tres bases:
a) Talento.
b) Comunicación.
c) Feedback.
La mayoría de grandes ideas no surgen ni se perfilan en una reunión de CEOs: detrás hay un proceso de trabajo que suele ser colectivo y del que participan talentos diversos.
Una cultura de ideas, abierta a su escucha, adquiere gran relevancia en el proceso corporativo de fraguar nuevas innovaciones.
Preguntar a los empleados y hacerles partícipes de sus procesos es, según el autor, una pieza básica de la llamada innovación radical.
Como lo es la comunicación. Rara vez se es efectivo si los mensajes no salen de los despachos de la dirección. Hacer partícipe a todos de la estrategia de innovación amplifica su alcance, porque como dice el autor del artículo, da lugar “a un gran think tank de ideas vivo y en continua evolución”.
Toda comunicación es un proceso bidireccional (de lo contrario, es un monólogo). Por ello es crítico contar el feedback de nuestros empleados, sea escuchando sus ideas o mediante sus opiniones sobre productos y servicios, ya que si hay fallos es mejor que se detecten dentro de casa y no por los clientes.
En resumidas cuentas, para Newman el innovador radical es el aquel que asienta a su alrededor un entorno favorable a la innovación y construye colectivamente sobre él.
Detrás de ello está la certeza de que la innovación pierde fuelle si se le ponen barreras.
Y la de que varios cerebros piensan más y mejor que uno.
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