La irrupción repentina del covid-19 hizo que muchas empresas, aun tradicionalmente compitiendo entre sí, apuesten por un modelo hasta ahora inédito de innovación y colaboración mutua.
Entre las pruebas más evidentes de ello, las joint ventures entre varias farmacéuticas y centros de investigación en la carrera por el hallazgo de una vacuna, o casos como el del fabricante de camiones Scania, que cedió al Hospital Universitario Karolinska de Estocolmo varios de sus remolques como estaciones móviles para realizar pruebas PCR.
Al margen de ayudar a salvar humanas, la pandemia ha puesto de relieve cómo la innovación abierta, entendida como la colaboración entre distintas entidades, da acceso a nuevas formas de creación de valor.
A fin de cuentas, aun siendo más visible en el contexto actual, la colaboración es uno de los aspectos que nos une y distingue históricamente como seres humanos; y una fórmula de gran efectividad a la hora de resolver problemas apremiantes.
Ahora bien, ¿bajo qué mimbres suelen construirse este tipo de relaciones colaborativas?
- Debe existir un propósito compartido: las distintas partes colaborarán bajo un fin común, persiguiendo un beneficio compartido o trasladable a un tercero.
- Será crucial otorgar incentivos que estimulen la participación de las partes implicadas. Éstos pueden ser variopintos: genuinamente altruistas (resolver un problema que afecta a todo el colectivo), apelaciones al ego (reconocimiento público de los autores de soluciones) o incluso de tipo material (premios) y económico.
- Es necesario que exista un medio de expresión común a todo el ecosistema de colaboradores. El uso de plataformas digitales, donde los participantes pueden compartir y confrontar puntos de vista, es uno de los recursos más utilizados.
- Se debe contar con sistemas que permitan transformar los inputs iniciales de los participantes en innovaciones tangibles. Esto es especialmente crítico en ecosistemas de innovación con un gran volumen de participantes en los que, de no existir un sistema de refinado de ideas, el amplio número de soluciones aportadas puede convertirse, paradójicamente, en un obstáculo a la innovación.
- También será relevante generar un clima propicio a la participación, fomentando la colaboración, la transparencia y la confianza entre participantes, por ejemplo; sin penalizar sus errores.
- Así como apoyar la búsqueda de soluciones sobre recursos que impulsen la participación. Los ‘hackatones’ y retos de ideas suelen ser las técnicas más utilizadas al respecto. [ebook gratuito: cómo impulsar un concurso de ideación]
- Y no menos importante será trabajar en crear valor no sólo a través de la innovación en sí, sino también alrededor de quienes participan en un ecosistema de ‘open innovation’. Una de las grandes ventajas de la innovación abierta es acceder a nuevos caladeros de talento o descubrir perfiles con potencial dentro de los recursos propios y a los que, de no haberles otorgado voz, pasarían desapercibidos.
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