1 de julio de 2014. Price Waterhouse Coopers ha publicado un documento en septiembre de 2013 sobre la innovación rompedora o disruptiva. Después de un estudio riguroso de más de tres años sobre 1757 ejecutivos top del mundo en más de 30 sectores y 25 países, este documento demuestra que las compañías e instituciones que han adoptado redes sociales entre sus prácticas de trabajo para interconectar a sus empleados y equipos tienen un mayor porcentaje de innovación disruptiva.
Para mi, la primera conclusión de este estudio ha sido que en los últimos tres años las empresas más innovadoras han crecido a un ritmo un 16% superior a la media, lo que se traduce en un aumento medio de sus ingresos de 500 millones de dólares al año. Las compañías más innovadoras esperan crecer un 62%, frente al 35% de la media y al 21% de las menos innovadoras. La segunda conclusión ha sido la importancia que le dan las compañías más avanzadas desde el punto de vista de la innovación a tener objetivos/targets que cumplir de innovación disruptiva y rompedora. Es más del doble frente las compañías menos innovadoras. Y la tercera ha sido la correlación con la utilización de redes sociales entre las más innovadoras: el 67% de ellas las utilizan, frente al 39% de las menos innovadoras, y además hacen uso de ellas sobre todo con colaboradores externos (34% vs. 10%). Y es que las redes sociales demuestran un nivel de apertura de openness especial en las compañías top y por lo tanto más proclives al open innovation, que es el que permite mayor disrupción. ![]()
Hoy en día la innovación no es una elección, hay que innovar porque la innovación mueve montañas y la ‘no innovación’ es la muerte empresarial. Y no podemos conformarnos tan solo con promover la innovación orgánica, sostenible y evolutiva, la que va paso a paso; hacen falta de vez en cuando ideas que generen una innovación disruptiva, esa que nos anticipe a los cambios de mercado o que contribuya a que creemos nosotros mismos ese cambio antes tan si quiera que el usuario o consumidor final sepa que lo necesita o lo quiere. Es el caso de Apple en cada uno de sus aciertos -cuidado, que también ha tenido fallos como el Copland OS, la MacTV, el ratón UBS o el multimedia Pipping-, pero para acertar con tanta frecuencia hay que ser un innovador disruptivo.
¿Quién pensaba que iba a necesitar un iPod, un iPad o un iPhone antes de que se nos presentara al mercado como un fait accompli y se convirtiese en un objeto de deseo y aspiración de manera instantánea?. La clave de los innovadores disruptivos es que crean un mercado nuevo. Y ¿qué es innovación disruptiva? Es aquella que crea un mercado nuevo o una nueva red de valor interconectada e interdisciplinar de productos y servicios diferentes a los ya existentes y que, eventualmente y en pocos años, reemplaza a todo un mercado, lo que se hacia en él y la manera en que se hacía. Pero además la innovación disruptiva es una necesidad competitiva (el 43% de los encuestados en el estudio así lo creen, y concretamente el 67% de los más innovadores), un valor estratégico que debe de estar en el ADN de las empresas. En ese sentido, las redes sociales y los nuevos buzones de sugerencias, ideas o retos, plantean una participación que alcanza a toda la organización de forma democrática.
