28 de octubre de 2015. El trabajo en equipo, el recurso a la inteligencia colectiva y el emprendimiento corporativo son algunos de los factores que marcan la diferencia entre una buena y una gran compañía, según desvela Jim Collins en su bestseller sobre gestión empresarial “From good to great”.
Para ello, el autor habla de la importancia de los llamados “líderes de quinto nivel”, que combinan esfuerzo y humildad para saber crear un buen equipo y escuchar a sus miembros, sin olvidar el liderazgo y una clara visión del negocio.
Foto:markgraf
Collins resume esta máxima en un clarificador ‘’pon a tu gente en tus mejores oportunidades, no en tus problemas”, bajo la premisa de que el éxito empresarial parte de “saber montar a la gente correcta en el bus” y de saber escuchar, ya que en un equipo todos pueden aportar.
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El concepto de la inteligencia colectiva gana enteros dentro de una nueva forma de cultura empresarial que persigue la excelencia, la participación y la implicación motivada de los equipos.
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El psicólogo Jerome Brumer afirma que “la inteligencia humana no es patrimonio del individuo, sino que es un bien comunal” que, por ello, “enriquece a cualquier organización (social, empresarial…) si es desplegada y si se le brindan los instrumentos adecuados para ello”.
Las nuevas tecnologías han posibilitado la creación a bajo coste de nuevas redes de comunicación democráticas, globales y accesibles que posibilitan la construcción de inteligencias colectivas.
¿Cómo desarrollar este potencial diseminado entre diferentes tipos de individuos e inteligencias?
En otro capítulo de su libro, Collins habla de la tecnología como una commodity que no origina la transformación empresarial o la innovación, pero que sí contribuye a acelerar el camino para llegar a ambas metas.
La inteligencia colectiva de una corporación puede, entonces, ser aprovechada a través de herramientas como son las redes sociales de ideas.
La última reunión de clientes de ideas4allnos ha permitido conocer casos como el de Nestlè con ideas4all Innovation Agora, donde el desarrollo de una inteligencia colectiva ha dado lugar a una cultura de participación e innovación secundada por resultados: 15 ideas de la plataforma ya han sido implantadas para mejorar el funcionamiento y el negocio de la compañía.
Leer más: el caso de éxito de Nestlè con redes sociales de ideas.
Por el contrario, los críticos con estos modelos digitales de participación hablan de lo cuantitativo frente a lo cualitativo y de la “glorificación del ‘me gusta’”, un factor que es evitable si se ponen reglas correctas de juego.
Como dijimos, Collins habla de la importancia de “seleccionar los pasajeros adecuados del bus” como punto de partida y de desarrollo de cualquier negocio y, en ese sentido, una red social de ideas también puede ayudar a descubrir a los mejores.
Pero además, en esta transición de ser ‘bueno’ a ser ‘grande’ destaca la importancia de una estructura directiva con capacidad de visión a largo plazo, que tras conformar el quien (su equipo) sea capaz de discernir el qué (el objetivo): en qué se es mejor y qué hay que hacer para serlo.
Una vez marcadas las guías maestras, la tecnología puede ser utilizada como un elemento transformador que facilite la consecución de objetivos.
Y en ese sentido, las redes sociales de ideas cuentan con mecanismos internos (retos, puntos…) que, además de implicar a los equipos, refinan de forma orgánica las ideas (de ‘buenas’ a ‘grandes’) para alcanzar con mayor rapidez las metas marcadas.
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