11 de febrero de 2014. Si algo hemos logrado entender en los últimos años, es que innovar es la única manera que tienen la mayoría de las empresas de sobrevivir en los competitivos mercados globales. Si nos preguntamos quién ha innovado hasta ahora dentro de las empresas, la pregunta es más o menos fácil de responder: el peso ha recaído sobre los departamentos de I+D, esos departamentos donde debía ocurrir la “magia”. Ellos eran los innovadores, los generadores de ideas que el resto de la compañía ponía en marcha. Pero hoy en día no es suficiente tener unas cuantas buenas ideas al año. Las empresas deben aprender a sobrevivir más allá de los departamentos I+D, ampliando las barreras para descubrir el talento innovador que descansa en cada uno de sus empleados y que pueden aportar mucho más de lo que hasta ahora hemos imaginado. Ha llegado la hora de dejar de ser una empresa que innova y pasar a ser una empresa innovadora.
Llega la segunda pregunta: ¿quiénes deben liderar este profundo cambio? ¿Quiénes serán los nuevos responsables de ejecutarlo para la supervivencia de su empresa? La respuesta: esta metamorfosis sólo puede ser impulsada por directivos, jefes de departamento, gerentes, consejeros e incluso los propios presidentes y CEOs. La innovación debe traspasar las barreras departamentales para instalarse en la cultura y filosofía de una empresa de la mano de aquellos que la dirigen y lideran. Es ahora cuando nos damos cuenta que tal vez hemos estado equivocados todo este tiempo pensado que la innovación sólo correspondía
a un único departamento en vez de implicar a todos los miembros de la organización. Una vez identificados los agentes del cambio, es el momento de desarrollar nuevas estrategias de gestión distintas a las que se han llevado a cabo hasta el momento, lo que significa que muchos directivos tendrán que modificar y evolucionar sus hábitos de dirección e incluso sus propios modelos mentales. La resistencia al cambio será el gran handicap. Los siguientes puntos son algunos de los cambios que pueden impulsar los líderes dentro de la empresa para participar en la innovación:
• Una actitud verdaderamente comprometida con la innovación.
• Rediseñar los incentivos que motiven a sus empleados a participar del proceso innovador que acabará por transformar la empresa.
• Establecer herramientas para detectar y gestionar el talento de los empleados.
• El directivo debe convertirse en un facilitador y conector entre personas e ideas dentro de la organización.
• Implantar y trabajar desde la transparencia como la mejor vía para que la comunicación haga posible un entorno donde las ideas se escuchan de verdad.
En definitiva, apoyar con compromiso el cambio innovador desde cualquier ámbito en el que pueda impulsarlo. No es tan difícil, aquí dos casos de líderes que saben dar ejemplo: Haruka Nishimatsu, el presidente de Japan Airlines, una de las diez aerolíneas con más pasajeros del mundo que sigue inspirando a sus empleados.
Y Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, convencido de la innovación en su último discurso a la nación:
“We know that the nation that goes all-in on innovation today will own the global economy tomorrow.”
“All-in” dice Obama, una expresión utilizada en las apuestas de póker para indicar que quieres apostarlo todo, porque para una transformación de éxito, el cambio debe ser completo, hay que apostarlo todo. Como dice el título de este post: llegó la hora de la transformación directiva, sin ella el cambio es imposible.